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«El periodismo habla con la sociedad y no a los oídos del poder»: Conclusiones del COLPIN FORUM 2023

Ciudad de México, a 6 de diciembre de 2023.- El COLPIN FORUM es un espacio de encuentro y reflexión que precede nuestra Conferencia. Nos reunimos hoy a lo largo del día y queremos compartir lo central de sus conclusiones.

Es claro que el autoritarismo y el populismo se están afianzando en nuestros países, usando los mecanismos de la democracia para debilitar la democracia. Particularmente preocupante es la situación que se vive en Nicaragua, Cuba y Venezuela donde prevalecen grupos de poder que han derivado en dictaduras donde es prácticamente inexistente el estado de derecho y la indefensión ciudadana es casi total. 

Aún en estos contextos se mantiene el periodismo que habla con la sociedad y no a los oídos del poder que exige solo halagos e incondicionalidad. 

Hemos reflexionado cuatro amenazas que están latentes y operantes en nuestras sociedades: las dinámicas estructurales de corrupción e impunidad; la precariedad económica y la sostenibilidad financiera de los medios, en especial de los independientes; la desinformación y la violencia en línea, en especial contra las mujeres periodistas. 

En nuestros países prevalecen grupos de poder que sacan rentabilidad de las dinámicas de corrupción e impunidad. En Guatemala se ha encontrado el término “pacto de corruptos” para hablar de ese tejido de intereses que conjuntan a políticos con empresas privadas y grupos del crimen organizado para concentrar el poder y eliminar voces críticas o que cuestionan el orden establecido, entre esas voces, el periodismo se ha convertido en un blanco central para esos entramados de la impunidad y la corrupción. El exilio está siendo una salida para salvaguardar la vida y para seguir ejerciendo el periodismo. 

Reflexionamos sobre las condiciones y posibilidades de sostenibilidad financiera de los medios. Constatamos que aun en un ambiente restrictivo y de precariedad económica, están surgiendo nuevos medios y se están abriendo nuevas oportunidades para nuestros modelos de negocios como medios, hoy el ecosistema del periodismo es más expansivo. 

La polarización y la exigencia para tomar partido ha acorralado a los medios independientes y la publicidad oficial se está usando para premiar o castigar esa lógica autoritaria de “no te pago para que me pegues”. 

La crisis financiera se combina con una crisis de credibilidad, los hábitos de consumo de las audiencias están cambiando y se exige del periodismo más profesionalismo, más transparencia y más ética. 

La sostenibilidad financiera implica reconocernos como empresas sociales; hay que atender más y mejor nuestras áreas de administración y gestión financiera y para ello se requiere de personal especializado, tanto para generar recursos, como para construir una relación de interacción y construcción social de nuestra relevancia como medios con las audiencias. Queremos públicos que se sientan parte de nuestra labor como medios 

Los donantes también están cambiando y buscando ser más efectivos. Hay apoyos que están dirigidos a la emergencia y la sobrevivencia; apoyos para fortalecer y prevenir riesgos; apoyos para fortalecer la institucionalidad de los medios y apoyos para invertir en nuevas experiencias de generación de recursos. Es importante continuar el diálogo constructivo y conocer los diversos énfasis de la comunidad de donantes. 

Reflexionamos sobre la amenaza de la desinformación que es un fenómeno sistemático y recurrente en nuestros países. La desinformación es uno de los enemigos fundamentales de la democracia y un claro sostén del autoritarismo. Los gobernantes mienten abiertamente y en muchos casos los medios reducen su labor a repetir esas mentiras sin ningún cuestionamiento o intento de verificación. La polarización se retroalimenta con la desinformación, los extremos la alimentan y la reproducen. Se inhibe el debate público; se incrementa el consumo de información que tiende a confirmar lo que se piensa de antemano. 

En la región tenemos países donde la desinformación es parte del entramado institucional. El caso de Cuba es paradigmático de cómo se puede organizar la estructura del estado para una desinformación sistemática incluso con alcance internacional. 

Las redes sociales son una gran oportunidad de información y comunicación, son un gran altavoz, pero también se han convertido en un medio para intensificar la desinformación, la manipulación y la violencia digital. El periodismo vive en una etapa de mucho ruido y del vértigo de lo inmediato y es más difícil que nos escuchemos y nos demos espacio para reflexionar. Parte de nuestra labor es elaborar coordenadas para valorar y verificar la información que circula.

La violencia en línea, en especial contra las mujeres, es una realidad de especial preocupación. Si bien hoy es un hecho reconocido que la violencia digital nos afecta a todos y que es una amenaza que pone en alto riesgo a las mujeres periodistas, aún las respuestas son frágiles. Se está abriendo la puerta para legislaciones y mecanismos de denuncia, pero aún no se logran medidas efectivas que detengan la violencia digital que genera condiciones para la violencia física. En este campo, además de los gobiernos que tienen que salvaguardar la integridad de las mujeres, las plataformas que son empresas privadas tienen una enorme responsabilidad en la regulación de los discursos de odio y en la identificación de los generadores de esa violencia. 

En este contexto de amenazas, hemos constatado que el periodismo independiente sigue siendo una fuente de defensa y revitalización de la democracia. Aún en un entorno de exilio, persecución, asesinatos, estigmatización se sigue haciendo un periodismo de investigación de alta calidad. 

Seguir trabajando en red, seguir cuidando nuestra vinculación con la sociedad, seguir cuidando la autocrítica y la calidad de nuestro trabajo es algo que está sucediendo y que tendremos que seguir estimulando. En un contexto donde los autoritarismos están cooptando o colonizando las instituciones democráticas, las organizaciones de la sociedad civil y el periodismo están ocupando el lugar de contrapesos y salvaguardas de la democracia. Enhorabuena.