Señalamientos del presidente a la revista Proceso, son una forma de presión e intimidación.
Ciudad de México, 26 de julio de 2019.- El pasado 22 de julio, durante la conferencia de prensa que a diario realiza el presidente Andrés Manuel López Obrador, éste señaló a la revista PROCESO “por no haberse portado bien con él”. Esto se dio tras responder la pregunta del periodista Arturo Rodríguez, colaborador de la revista, sobre la probable implicación de Ricardo Salinas Pliego, integrante del Consejo Asesor Empresarial del presidente, con la empresa FERTINAL y la situación de la relación del gobierno con las empresas de fertilizantes.
Después de responder a la pregunta, el presidente cuestionó que durante “el periodo neoliberal” la prensa no dio una cobertura integral, a su parecer, del tema de la corrupción.
“Estamos viviendo una etapa nueva porque ahora sí, hay más periodismo de investigación, porque pasó de noche el periodo neoliberal, todo el periodo de saqueo, de pillaje, ahí están en falta los medios. Con todo respeto, guardaron silencio cómplice. Seguramente como en todo hubieron honrosas excepciones, que es motivo de otra investigación, cuáles fueron los medios, cuáles fueron los periodistas, que actuaron con rectitud en todo el periodo.”
Posteriormente, hizo referencia al maltrato que, a su consideración, PROCESO le dio durante los últimos años de su trayectoria política:
“PROCESO no se portó bien con nosotros»- dijo López Obrador.
“No es papel de los medios portarse bien con alguien” respondió el reportero Arturo Rodríguez
“No, pero estábamos buscando la transformación, y todos los buenos periodistas de la historia han apostado a las transformaciones»- acotó López Obrador.
Los dichos del presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo contravienen su obligación de ser un garante de la libre expresión sino profundizan un discurso oficial que considera a quienes realizan trabajos periodísticos críticos sobre su gobierno, como un obstáculo. Si bien ser funcionario público no restringe la libertad de expresión del mismo, en contextos adversos descalificar o señalar negativamente a medios o periodistas puede abonar al clima de animadversión.
El señalamiento generalizado sobre un “silencio cómplice” por parte de los medios de comunicación respecto a los temas de corrupción, omite de manera alarmante el análisis sobre la violencia contra la prensa, hecho que nos ha llevado a ser uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Asimismo, dichos señalamientos dejan libres de culpa a actores políticos y económicos (legales e ilegales) quienes históricamente han silenciado a los periodistas.
Estos comentarios estigmatizan a miles de periodistas que ejercen el periodismo en México y los ubican en una situación de vulnerabilidad al no contar con un reconocimiento de la máxima autoridad del Estado sobre su labor.
El ejercicio libre del periodismo -necesario para la construcción de una democracia en México- no puede estar condicionado a la aprobación de proyectos políticos o personajes de la vida pública nacional.Si se pretende transformar al país, es importante que la actual administración abone a la construcción de las condiciones para un pleno y robusto ejercicio periodístico.
Señalar a un medio de comunicación por no seguir una línea editorial favorable al proyecto del presidente es una forma de presión e intimidación que tiene un efecto inhibitorio en quienes fueron señalados y crean un clima de permisividad para otros actores que buscan censurar a la prensa de diversas formas.La democracia requiere de medios que tengan la libertad de disentir, investigar y criticar al poder sin ser víctimas de señalamientos y acusaciones.
Nota para prensa
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