El periodismo frente al autoritarismo en el mundo: las conclusiones del COLPIN FORUM 2024
Madrid, España, 23 de octubre de 2024.- Nos hemos reunido en una edición más del COLPIN FORUM, un espacio de reflexión para analizar las tendencias que vive la libertad de expresión y en particular el ejercicio del periodismo independiente.
En esta ocasión le hemos puesto especial atención al análisis de los regímenes autoritarios cuyos gobiernos llegaron al poder por la vía democrática y luego se han ocupado de ir desmontando progresivamente la institucionalidad que les permitió acceder al ejercicio de gobierno, en una lógica de erosión democrática que, independientemente de los contextos nacionales, parece una receta o manual sobre “cómo convertirse en un régimen autocrático y/o dictatorial exitoso: todo lo que no sabía y no se atrevía a preguntar”.
Hemos analizado las experiencias de Serbia, Hungría, Cuba y Venezuela. Ya no importa si te dices de derecha o de izquierda, la receta se pone en práctica: la centralización del poder, la captura y sometimiento de los poderes de la república, en particular del poder judicial y de los órganos electorales; el control de los medios de comunicación; la descalificación y estigmatización de la oposición política y las opiniones críticas; la emisión de legislaciones restrictivas que criminalizan las manifestaciones y protestas y más adelante cualquier expresión de pensamiento crítico; el cierre del espacio cívico limitando la libertad de expresión y asociación; la extensión represiva al uso de las redes sociales, a los cortes de internet y el acoso digital y el uso del poder judicial para poner en marcha las llamadas demandas jurídicas contra la participación pública.
Y así progresivamente, hasta el uso indiscriminado de la represión mediante encarcelamientos y el asesinato. Y teniendo en cuenta y presentes a todas las personas que han sido asesinadas por su labor periodística, les queremos invitar a ponernos de pie para homenajearles con UN MINUTO DE SILENCIO.
A estos regímenes represivos les resultan particularmente riesgosos e indeseables las organizaciones de la sociedad civil y el periodismo independiente que, sistemáticamente, les ponen en evidencia, les desenmascaran y les muestran tal como son: autocracias o dictaduras que a su vez protegen redes de macro corrupción y macro criminalidad donde reina la impunidad.
En contextos así, el exilio se ha extendido como una opción para seguir sobreviviendo y, admirablemente, para seguir haciendo periodismo, para seguir ejerciendo la libertad de prensa. La realidad del exilio es hoy un terreno de acción en el que han emergido nuevas exigencias y retos tanto para los países receptores y las instituciones donantes como para los medios independientes y las organizaciones de la sociedad civil. El exilio, que se vive como lejanía física para garantizar mayores condiciones de seguridad, no se traduce sin embargo en lejanía informativa ni de acción ciudadana. El periodismo en el exilio ha encontrado diversas formas de seguir conectado con las comunidades locales, con el llamado periodismo ciudadano, con las personas que en su día a día siguen luchando por sobrevivir y por vivir y tienen derecho a ser informadas de manera veraz. Ha sido muy rico en nuestro encuentro el conocer experiencias de cómo el periodismo se sigue recreando en el exilio contra viento y marea.
Mención especial merecen las personas, colectivos, medios de comunicación independientes y organizaciones que siguen luchando dentro de sus países en condiciones adversas, que son objeto directo de la represión y que siguen haciendo brillar la luz de la dignidad y la esperanza.
En este camino hemos aprendido, con tenacidad y creatividad, a innovar y a seguir manteniendo nuestro aporte a la lucha democrática en nuestros países. Hemos tejido cada vez más redes transnacionales de intercambio, desarrollo de capacidades, análisis y apoyo mutuo; hemos elaborado protocolos para cuidar nuestra seguridad; hemos desarrollado aplicaciones y herramientas para un acceso más seguro y confiable a la información; hemos mejorado nuestras habilidades tecnológicas; se han abierto nuevos fondos para responder a las urgencias del momento; se ha intensificado la cooperación internacional para defender el espacio cívico y la libertad de expresión; se han mejorado los enfoques de protección de periodistas; se han multiplicado los espacios de encuentro donde aprendemos más, renovamos enfoques y recargamos energías, como esta Conferencia en la que nos encontramos ahora mismo.
Hemos avanzado y seguiremos avanzando, necesitamos continuar el fortalecimiento de nuestras iniciativas y de nuestros proyectos. En este caminar ha sido fundamental el entramado internacional de organismos intergubernamentales, de organismos de la sociedad civil y de agencias de donantes para la defensa de los derechos humanos, que han sido escenario para la construcción de estándares internacionales, laboratorios de iniciativas y proyectos, de mecanismos de supervisión e investigación, de rendición de cuentas, de financiamiento y desarrollo de capacidades y de solidaridad. En ese entramado internacional reconocemos la importancia de países cuyos gobiernos siguen siendo aliados de nuestra aspiración por sociedades más justas, democráticas e incluyentes.
Hoy en nuestro encuentro tuvimos ocasión de intercambiar ideas e iniciativas de organizaciones e instituciones internacionales para seguir acompañando la lucha por la libertad de expresión en un momento en el que se ha fragmentado más la acción multilateral y en donde las sombras de la guerra recorren el mundo.
El financiamiento sigue siendo crucial para continuar y para tener mayor efectividad. Además de los esfuerzos que seguiremos desarrollando para contar con aportes económicos de nuestras audiencias, instamos a la comunidad de donantes para lograr una mayor flexibilidad en sus políticas de financiamiento y para elaborar nuevos enfoques para un financiamiento más oportuno, descentralizado y estratégico, que tome en cuenta las tendencias globales, la realidad del exilio y la especificidad de cada país, así como la importancia de llegar a las organizaciones locales en los esquemas de financiamiento.
Particular atención le pusimos al tema del autocuidado de las personas que ejercen el periodismo, dijimos que no somos “héroes o super personas” para descuidar nuestra salud y nuestro equilibrio emocional y laboral.
Nos sentimos con esperanza, nuestro optimismo se cuida de no ser ingenuo, sino una palanca que levante y le de mayor impulso a nuestra acción responsable y comprometida para seguir haciendo valer la libertad de expresión que, junto con la libertad de asociación, son dos pilares básicos e imprescindibles de la civilidad, el ejercicio de la ciudadanía y la aspiración a una civilización cada vez más humana.