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Estoy aquí porque mi lucha es tu lucha

México D.F., 6 de octubre de 2011 (ARTICLE 19 / Anticensura).-Aparecen en todos lados, su presencia no depende del reconocimiento de un gobierno, de una credencial de su gremio o una formación académica. Habitan el espacio público, su voz es a menudo la voz de aquellas personas tradicional y sistemáticamente silenciadas: las víctimas.

 

Cuando tiene lugar un acto de injusticia aparecen para denunciar, señalar culpables, para emprender la batalla en contra de la impunidad y el olvido. Son éstas, las personas que defienden derechos humanos, un elemento imprescindible para cualquier sociedad o comunidad. Ahí en donde el poder público falla, el trabajo de un defensor o defensora, puede ser la diferencia entre una posible solución o la consolidación de una problemática social. Esta afirmación se comprueba día en día en los países gobernados por regímenes autoritarios como Irán, Bielorrusia y Birmania, al igual que en aquellos calificados como democráticos o desarrollados. El trabajo ciudadano de defensa de derechos humanos es igualmente necesario en La Habana o Pyongyang que en Oslo o Tokio. A pesar de los constantes esfuerzos por estigmatizarles, quienes defienden derechos humanos no son esclavos de intereses oscuros. Tampoco son superhéroes, a pesar de tantos ejemplos de heroísmo y otras cualidades admirables.

Todas las personas somos defensoras de derechos humanos en potencia. El único requisito es utilizar nuestro derecho a libertad de expresión y de asociación para ayudar a otras personas a ejercer estos y otros derechos humanos.

En los últimos 6 años, Frontline Defenders, una organización internacional con sede en Dublín, Irlanda, convoca a defensores y defensoras de todo el mundo a una reunión para compartir experiencias y reflexionar sobre los retos más apremiantes que aquejan al movimiento de derechos humanos. Este año el encuentro tuvo lugar a mediados de septiembre y contó con la presencia de 120 representantes de más de 60 países, mucho de éstos son personas se enfrentan un riesgo bastante alto debido a su trabajo.

En los últimos 6 años, Frontline Defenders, una organización internacional con sede en Dublín, Irlanda, convoca a defensores y defensoras de todo el mundo a una reunión para compartir experiencias y reflexionar sobre los retos más apremiantes que aquejan al movimiento de derechos humanos. Este año el encuentro tuvo lugar a mediados de septiembre y contó con la presencia de 120 representantes de más de 60 países, mucho de éstos son personas se enfrentan un riesgo bastante alto debido a su trabajo.

Un año antes la defensora oaxaqueña de derechos humanos Bety Cariño estuvo en ese mismo lugar, meses después cuando regreso a México, fue asesinada durante una emboscada de un grupo paramilitar a la caravana humanitaria que se dirigía a San Juan Copala.

El equipo de ARTÍCULO19 estuvo presente y pudimos recoger algunos testimonios. Por razones de seguridad se acordó que serían revelados ningún detalle sobre la identidad de las personas entrevistas. Cada una de las entrevistas son muestras inequívocas de valentía y compromiso de solidaridad ante la justicia y los abusos del poder (público y privado). El único nombre que acordamos repetir constantemente todos los participantes a nuestro regreso, es el de Abdulhadi Al-Khawaja, activista por los derechos humanos en Bahréin injustamente encarcelado junto con dos familiares, fue torturado y condenado a cadena perpetua debido a su trabajo de defensa y a la solidaridad que mostró con las recientes protestas a favor de un cambio democrático. (Aquí la petición en línea para su liberación)

Estos son algunas frases que recogimos durante las entrevistas:

“No importa si es Asia, África, Europa o Medio Oriente, siempre encontramos los mismo problemas” (Mauritania)

“Estoy aquí porque mi lucha es tu lucha. Nuestra causa” (Afganistán)

“Lucho contra la violencia, en mi cuerpo, en mi casa, en mi comunidad y en mi país” (Guatemala)

“Los abogados que defienden a jóvenes activistas en mi país son encarcelados” (Irán)

“Nos acusan penalmente por ayudar a las víctimas, dicen que somos delincuentes sociales” (Nepal)

“Ser arrestado en Birmania, muchas veces es sinónimo de ser condenado a muerte” (Birmania)

“Nos dijeron que nuestra organización era ilegal. Han detenido y torturado a 13 de mis colegas” (Bahréin)

“Mi interrogatorio duró 5 días seguidos, fui torturada (…) la única vez que vi al juez fue cuando me sentenció”. (Birmania)

“A mi alrededor veo morir a migrantes intentando cruzar el desierto a a manos de los narcos. Es una crisis humanitaria, que los organismos internacionales se resisten a nombrar lo que pasa en la frontera” (México)

“Llevo 10 años con las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana, desde entonces el riesgo para mí y mi familia continúa creciendo día con día.” (Colombia)

“Mi lucha continuará hasta que encuentre a mi hijo.” (Bahréin)

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